jueves, 6 de mayo de 2010

Teatro y Cine I. Teatro Filmado

Todas las grandes diversiones son peligrosas para la vida cristiana; mas entre todas las que el mundo ha ingeniado, ninguna existe que haya tanto que temer como la comedia. Pascal.

1-Teatro y cine
Es curioso que sea difícil pensar en algo más falto no ya de vida, sino del menor rastro de cualidades artísticas que una obra de teatro filmada, y sin embargo, nada tan apasionante como una película ambientada en el mundo teatral.

1 A- Teatro filmado
Se podría explicar el primer caso hablando de la confusión de medios: el teatro en el teatro y el cine en el cine (esto no impide que las objeciones al cine en la televisión sean mínimas y minoritarias, pero ese es otro tema); a lo que es sencillo oponer que también se puede leer el teatro (aunque sin duda un libro es un medio diferente a un escenario), y si mediante la lectura no se puede acceder a todas las posibilidades ofrecidas por un montaje, también es cierto que, si el libreto se lo merece, el placer puede ser altamente satisfactorio, e incluso que, sobre todo teniendo en cuenta los montajes que se vienen dando desde, diríamos, hace 50 años (por fijar una fecha redonda y de ardua comprobación), casi mejor imaginarse la obra uno mismo que dejar que la estropeen desaforados directores de escena dispuestos a enmendar la plana a dramaturgos que ya no se pueden defender. La cuestión sería, pues, que si el teatro es el arte de las convenciones, y ay de quien se las quiera saltar, cuando se filma un escenario en plano general fijo, todas esas reglas aceptadas tácitamente se desmoronan y el espectador descubre de manera dramática (por usar una expresión propia de este contexto) lo inerte que es el teatro si él mismo no quiere darle el vuelo necesario. El añorado telón (su asesinato es obra sin duda de uno de esos desalmados directores antes citados) ejercía como puerta de entrada a un mundo absurdo (mucho antes de que naciera Ionesco) en el que el espectador se olvidaba de cualquier trazo de verosimilitud y aceptaba las más disparatadas propuestas, incluso tomándoselas en serio en el caso de los más generosos; pero el cine es ante todo documental, y lo que graba cuando se centra en una obra de teatro no son las vicisitudes de un escocés acosado por la ambición y por su mujer, ni la vida de un amante del amor en busca de la muerte, sino a un grupo de personas disfrazadas que se mueve y habla de manera ridícula (pero si lo hacen en verso, ¡y además lo saben!): sentado en el patio de butacas (o en un palco, o en el anfiteatro, no es éste el lugar ni el momento de ponerse clasistas), el espectador asume sin que se le mueva el flequillo que lo que está viendo es algo diferente y no tiene que sujetarse a esa fea palabra que es verosimilitud; pero ante la pantalla no puede ignorar lo artificial de la situación (y menos aún los actores, que si se vieran buscarían un mutis desesperadamente). En breve: en el teatro se ve, tampoco seamos ingenuos, a un actor haciendo de Fausto, en la pantalla a una persona que hace de un actor haciendo de Fausto.

2 comentarios:

  1. Me apetecía poner algo más que nada para que se viese que lo he leído, pero no se me ocurre mucho :( Comentas que también se puede leer el teatro, según una teoría las obras de Shakespeare no son para leerlas si no para verlas representadas y en más de una ocasión me ha pasado de enfrentarme a sus textos y aburrirme soberanamente y sin embargo disfrutar con la obra teatral o la película (me pasó por ejemplo con Romeo y Julieta y el rey Lear). ¿No crees que la teoría tiene bastante de cierto y que solo los muy apasionados pueden no encontrar dificultad en disfrutar de las obras escritas? (es un poco como si leyeses el guión de una película, una base pero sin un contexto que le da forma).

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  2. En general tienes razón, de hecho casi nadie lee teatro (al menos después de abandonar el instituto), pero sí se puede hacer y en algunos clásicos incluso es necesario hacerlo. Por ejemplo, en el caso que comentas de Shakespeare, puede ser mucho más difícil que verlo representado, pero prueba a leerlo otra vez una vez conoces la obra y el esfuerzo sin duda será recompensado.

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