Para
empezar temporada, pensamos que una buena elección podría ser El año que viene será mejor
(por cierto, que el anterior enlace lleva a la que con todo
merecimiento podría ser la peor página teatral del mundo: habría
que echarle mucha imaginación para conseguir algo peor). Nuestro
criterio de selección es tan superficial que al elegir esta obra muy
bien nos podríamos haber dejado guiar únicamente por su, en
apariencia, optimista título. Pero había algunas cosas más, como
críticas respetadas y comentarios generosos. Es decir, que sí, que
pura superficialidad.
Así
que cuando nos sentamos esperando una cosa fresca y chispeante, nos
llevamos un disgusto (porque, como toda persona sensata debe hacer,
después de oír críticas y comentarios nos olvidamos de lo que nos
han contado, de todas maneras tampoco es que hayamos prestado tanta
atención): el primer sketch es tan negro como un túnel sin salida:
una chica es informada de que su vida va a ser una mierda y ni tan
siquiera tendrá la opción de suicidarse.
Pero
pronto vemos que la cosa tampoco se va a poner trascendente y que
podremos relajarnos un poquito. Aunque por momentos nos entra cierto
temor: esto puede convertirse en un Mejorcita de lo mío,
pero con cuatro histéricas en lugar de una. Y por momentos la obra
cae en esta autocomplacencia y ayquepenamasgrandediosmiodemiarma.
Pero no es todo el rato así y los momentos de gracia superan los de
lamentación, los hallazgos a los ombliguismos, la sinceridad a los
tópicos.
Lo
cierto es que no nos hizo tanta gracia como esperábamos (deseábamos)
ni nos pareció que aportara gran cosa a un género bastante popular
en los últimos... ¿decenios?, el de las treintañeras desesperadas.
Pero tampoco nos provocó urticaria ni rechazo, algo muy fácil de
conseguir en este espinoso género. La obra es irremediablemente
irregular y en nuestra opinión crece cuando las cuatro actrices
interactúan y se produce entre ellas una corriente de simpatía que
se traslada a la audiencia de manera instantánea. No creemos que sea
casualidad que estos momentos prodigiosos estén al principio y al
final de la representación.
No
podemos valorar adecuadamente el reparto de méritos entre las cuatro
autoras del libreto (Marta
Buchaca, Carol López, Mercè Sarrias, Victòria Szpunberg), y en
cuanto a la dirección de Mercè Vila Godoy destacaríamos su soltura
y su facilidad para sacar partido de los elementos más prosaicos de
la puesta en escena.
Como
decíamos, el reparto funciona mejor cuando se junta y reparte el
ingenio, pero ya en la relevancia dado a cada actriz destaca Alba Florejachs, que cambia de registro cuando y cómo quiere, a veces
incluso da la sensación de que puede cambiar de figura a su antojo.
Vanessa Segura también sabe defenderse en cada ocasión, y consigue
el momento más aplaudido de la noche con su explosión.
Neus Bernaus y Mireia Pàmies tienen una menor presencia, pero quedan
anotadas como actrices a seguir.
El
público dio su aprobación muy a menudo durante la representación,
por lo que luego nos sorprendió que la ovación final, siendo
cálida, no fuera más explosiva (de esas tipo “me has clavado y te
lo agradezco porque así me rió de mí mismo sin tener que reírme
de mí mismo”).
Buenas tardes amigo/a,
ResponderEliminarSentimos de verdad que no haya sido de tu agrado total esta obra y esperamos que las siguientes sean más exitosas.
Si te apetece seguir escribiendo sobre obras de teatro y te gustan los teatros de La Latina y Bellas Artes, ponte en contacto con nosotros en : cm.redesociales@gmail.com
Un saludo! ;)