Por
diferentes motivos, es difícil criticar una obra como Testamento. En
primer lugar, y es obvio, porque las circunstancias de su creación
son muy particulares. El hecho de que Vickie Gendreau, la autora de
la novela en la que está basada, muriera a los 24 años de un cáncer
cerebral y utilizara esta terrible experiencia como base para la
redacción de su libro, hace que no se pueda ser ajeno a estas
circunstancias. Pero es que la obra es tan inane, tan aburrida, tan
pomposa, que tampoco nos es posible ocultar lo decepcionante de la
experiencia. El tercer motivo es que este lamentable ciclo de Una
mirada al mundo nos ha dejado exhaustos. Y con todo lo que está
pasando empezamos a pensar cosas raras y a lo mejor se nos calienta
la boca. Así que mejor no empezar a decir inconveniencias. Seremos
breves.
Eric
Jean ha querido dar al montaje de Testamento
un aire elegíaco, convertirlo en una despedida que mezcla de
celebración y agonía. Pero lo que le ha salido es un revoltijo que,
pese a la fuerza de su tema, en ningún momento llega al espectador.
De hecho esta obra es la demostración palpable de que ese tipo de
poesía que se regodea en expresiones malsonantes y pretendida
transgresión, no es capaz de ocultar que en realidad sigue siendo
cursi, que es el peor tipo de poesía. En repetidas ocasiones el
texto trata de crear un impresión de elevación, de trascendencia,
pero es una pena que simplemente sea grandilocuente y un poco
ridículo.
Para
amenizar la velada abundan las canciones (por suerte no de Leonard
Cohen), en general bien interpretadas, pero que no consiguen escapar
al aire de banalidad de toda la obra. También hay diversas monerías
que tratan de dotar de algo de fondo lo que es pura superficialidad,
pero en ningún caso pasan de ser tiros con pólvora mojada. Los
intérpretes, muy jóvenes, deberían contagiar verdad, pero se
mueven con desgana, con esa rebeldía impostada que tanto molesta en
la publicidad y que en un teatro todavía canta más. Eso sí, cosas
peores hemos visto en este ciclo, y sin embargo la claque se mostró
más fría que en cualquiera de las otras funciones. Será
agotamiento.
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